Don Bosco y la Adoración Eucarística

adoremos

La obra de Juan Bosco no puede entenderse sin la eucaristía. No hay mayor felicidad que una comunión bien hecha, decía.

Extraído de la agencia ZENIT

Juan Bosco siempre habló a sus muchachos de la Eucaristía con acentos típicos de un corazón enamorado. Con frecuencia, al predicar, cuando describía el exceso de amor de Jesús por los hombres, se le caían las lágrimas y se las sacaba a quienes le escuchaban. Incluso, en momentos de descanso, cuando salía el tema de la Eucaristía, su rostro se iluminaba y preguntaba: «Queremos estar tristes o contentos? Amemos de todo corazón a Jesús sacramentado».

«No hay felicidad más grande en esta tierra que la que suscita la comunión bien hecha», añadía. Lo más curioso de Bosco, quien ha sido al un gran maestro en la evangelización a través de la expresión artística y de los medios de comunicación, es que en sus misas no hacía gestos especiales, sin embargo, el espíritu con que las vivía hacía que la gente echara carreras para participar en ellas.

San Juan Bosco (1815-1888) gastó su vida por la educación de los jóvenes más pobres y abandonados. Fundó las congregaciones de los Salesianos y de las Salesianas destinadas a procurar a esta juventud una formación humana integral que abarcara tanto el campo intelectual y religioso como el profesional.

Gran protector de la infancia, san Juan Bosco decía a los niños y a sus hermanos en religión: «No hay nada que tema más el demonio que estas dos cosas: una comunión bien hecha y las visitas frecuentes al santísimo sacramento. ¿Queréis que el Señor os dé muchas gracias? Visitadlo a menudo. ¿Queréis que el Señor os de pocas? Visitadlo pocas veces?».

Sus últimas recomendaciones a sus hijos e hijas espirituales fueron:

«Propagad la devoción a Jesús sacramentado y a María auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero a todos en el paraíso».

Fuente: Zenit.org

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