¡María llévanos a Jesús!

maria_eucaristiaHoy Jueves, día de los Misterios Luminosos del Santo Rosario, instituidos por San Juan Pablo II, fiel devoto de María, tengamos muy presente ese último misterio, que es la Institución de la Santa Eucaristía, en el cual meditamos con el rezo del Padre Nuestro y las Aves Marías, ese momento tan especial del Señor Jesucristo y su Última Cena con los apóstoles.

«Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo» (Mateo 26, 26).

Amando a María, con seguridad amaremos más a Jesús, porque una verdadera devoción a María, no nos aparta de Él, por el contrario, nos une más a nuestro Señor que es la fuente de la divina gracia, presente en la hostia viva y santa, para que le adoremos eternamente.

Preparémosnos para esa Adoración tan especial en la fiesta del Corpus Christi, iniciando con un breve examen de conciencia, meditando la lectura bíblica siguiente:

«Pero tú, cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a solas contigo. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará» Mateo 6,6.

Ahora, consideremos que esa pieza, puede ser nuestra capilla de Adoración y aunque estemos en compañía de otros hermanos, la soledad sea el apartar toda distracción interna y externa para sumergirnos en una profunda meditación.

Luego entonces, respondamos a las siguientes preguntas:

«¿Trato al Jesús de la Eucaristía como lo trataba la Virgen?… ¿Participo en la Misa con los sentimientos de María en el Calvario? ¿Comulgo, a pesar de mis debilidades, con la pureza de su Corazón? ¿Lo trato ante el Sagrario y la Custodia con el cariño de los ojos de María y la dulzura de sus palabras, con el respeto de todos sus gestos a la vez que con su confianza sin límites y con su inmenso amor?… ¿Cómo serán las Misas, las Comuniones y las Visitas mías en adelante?…» (Mi Hora Santa Eucarística, Padre Pedro García).

A pesar de nuestros pecados, Dios tiene misericordia de nosotros, nos ama y como un buen Padre nos desea lo mejor, pidamos su perdón en ese precioso sacramento de la reconciliación, confesando nuestras faltas y ofensas, perseverando en ese camino de conversión, trabajando en ser mejores cada día, esmerándonos en ser dignos como María y poder así recibir la Santa Comunión, ese cuerpo y sangre de Cristo en las especies de Pan y Vino.

Adorémosle con todo fervor, respeto, amor y dulzura como María!

¡María llévanos a Jesús!

¡Bendito sea Jesús, el Hijo de Dios y de María!

Amen!

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Escrito por colaborador de Adoremosalsantisimo.org

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