Beato Romero, el Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen María

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COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM
(Corazón de Jesús venga Tu Reino, por medio de María)

beato_romero«Hablé con Rojas en el recreo y en la hora de la siesta. ¡Cómo arden los corazones cuando sopla el fuero del amor del Sagrado Corazón! Pide para que seas santo, puro. Sé fuerte, viril.» (AJ, Febrero 1940)

El día que recibía el subdiaconado: «He tomado estado. Sagrado Corazón de Jesús, te lo he dado todo. Hoy solo te pido una cosa, Fidelidad. No hubo grandes emociones; pero la fe contempla después del paso, un abismo que se abre detrás de mí…y por delante, hermosos horizontes de santidad y apostolado». (AJ, 12 de Abril de 1941)

«¡Qué fecundidad la de un apóstol casto! ¡Qué triste la vida de un sacerdote poco cuidadoso de su castidad! Ni es difícil: tenemos gracias del voto…Virgen María, ¡Custodia mi castidad! Tú eres amor… el amor hermoso… embelésame, Madre: ¡subyúgame tu hermosura de Princesa del cielo!» (AJ, 24 de mayo de 1941)

«Sagrado Corazón, quema toda la escoria y hazme hierro candente de tu amor» (AJ, 26 de mayo de 1941)

«He ofrecido al Sagrado Corazón de Jesús mi pequeño sacrificio de mi  amor propio» (AJ, 16 de agosto de 1941)

«Renové mi voto de castidad. Madre, ¡Purifícame!» (AJ, 8 de diciembre de 1940)

«Madre del Amor hermoso, préstame tu corazón para amarle, dame tus ojos para verle; dame tus manos, lirios para tratarle y tu seno virgen para hospedarle. Tú serás, Madre, mi eterna reina, por ti solo renuncio a otros amores. Tú me acercarás al altar y quiero que en tu regazo de madre se realicen cada mañana estas divinas confidencias de mi corazón con Cristo»

«Sí, ¡Cristo! Por su Sagrado Corazón yo prometo darme todo por tu gloria y por las almas. Quiero morir así, en medio del trabajo; fatigado del camino, rendido, cansado…me acordaré de tus fatigas y hasta ellas serán precio de redención, desde hoy te ofrezco, Señor Jesús, por tu Corazón y por las almas: promitto» (prometo).
(AJ, 4 de abril de 1942, día de su ordenación sacerdotal).

«Ejercicios Espirituales. Venid descansad un poco. Siento, después de unos días abrumadores de trabajo y cansancio, la dulzura y la intimidad con Jesús. Cómo quisiera ganar en este necesario trato íntimo. Siento que Jesús me llama como un jefe, a planear una nueva fase, a confiarme un cargo. Será delicado. Le entrego todo. El mes del Corazón de Jesús me inspira el deseo de una consagración más a fondo. Quisiera distinguirme por eso: por ser el obispo del Corazón Jesús, y he sentido la riqueza y la transcendencia de estos ejercicios: la misericordia, la gracia, la paz, ¡un perdón tan necesario! Un renacer, ¡una nueva fecundidad de mi bautismo y de mi ordenación! Un resucitar la gracia que en mí está por mi ordenación» (Cuaderno Espiritual Número 1, Página 39)

AJ: Apuntes de Juventud

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