CORPUS CHRISTI – PARROQUIA SAN SEBASTIAN MARTIR

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Domingo 7 de Junio, entre las 10:30am y las 12 del mediodía, La Persona más importante  recorrió las principales calles de Ayutuxtepeque, acompañado de personas a quienes sus vidas cambió, quienes le agradecen y le reconocen como Rey de reyes.

Tal como decía ese hermoso canto de adoración que disfrutamos durante la procesión:
Jesús, tú eres la persona, más importante de este lugar. Rey de reyes, Señor de señores, aquél que mi vida cambió”.

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A quienes Jesús nos ha cambiado la vida, le debemos respeto, devoción, honor, gloria, agradecimiento y adoración.

Así lo mencionaba, en La Santa Misa de la fiesta de Corpus Christi, el Padre José Antonio Guerrero, Párroco de San Sebatián Mártir, Ayutuxtepeque, San Salvador, sacerdote entregado a su Ministerio con mucha esmero, sacrificio y sobre todo con mucho amor.

En su homilía mencionaba el origen de la fiesta a fines del siglo XIII, en Lieja, Bélgica, cuando el Papa Urbano IV, hace que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia, luego del Milagro de Bolsena, en el año 1263, cuando un sacerdote que oficiaba la Santa Misa dudó que el Pan y el Vino, bajo la efusión del Espíritu Santo, se convirtieran realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo. Sucedió entonces que al momento de partir la Sagrada Hostia, salió sangre de Ella y cubrió todo el corporal.

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El sacerdote P. José Antonio, mencionó aquel bello himno de Santo Tomás de Aquino, Adoro Te Devote, digno para la Adoración de Jesús Sacramentado.

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Aunque fue una homilía extensa, con muchas temáticas para reflexionar, quiero enfatizar la exhortación que el Padre José Antonio nos hizo sobre el respeto, la devoción, la confesión, la vida en comunidad y el agradecimiento a Jesús Sacramentado.

Habló del respeto y la devoción hacia el Santísimo Sacramento, porque Jesús, como ya lo dice la alabanza, es la persona más importante en nuestra Iglesia Católica,  donde celebramos la Santa Misa y por lo tanto debemos de cuidar de nuestros modales, reverencias, modo de vestir.
Además estar presentes sin llegar a dormirse, estar distraídos o pendientes de las personas que entran o salen, más bien estar atentos y despiertos para vivir la Santa Eucaristía con entusiasmo y alegría.

Habló de la confesión, requisito imprescindible para comulgar. Pese a nuestra naturaleza pecadora. Es necesario haber reconocido nuestras faltas y errores, y aunque no seamos dignos de comer de ese Pan y ese Vino, hay que hacerlo con  la mayor pureza de corazón, porque son el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

El P. Antonio, habló de la vida en comunidad, nos recordó que la vida cristiana no se puede vivir fuera de la comunidad, no se puede hacer uno de un Dios a nuestra medida.

Qué bueno sería volver a aquellas comunidades de los primeros cristianos, donde su ejemplo de vida lograba impresionar a los romanos y hacer que estos se convirtieran. Ya el Papa Francisco, en su homilía matutina en la Casa Santa Marta el 29 de Abril de 2014, lo decía: “‘Tenía un solo corazón y una sola alma’. La paz. Una comunidad en paz. Esto significa que en aquella comunidad no había lugar para los chismes, para las envidias, para las calumnias, para las difamaciones. Paz. El perdón: ‘El amor lo cubría todo’”. Sin embargo, somos así, imperfectos y estamos en un camino de conversión, de mejora.

El agradecimiento también lo mencionó el Padre José Antonio, decía que no debemos hacer solo peticiones, debemos de recordar el agradecer, darle gracias a Dios.

Agradecer en toda circunstancia a Dios, considerando siempre por supuesto a los hermanos que pueden estar en condiciones más difíciles que las nuestras, como los enfermos, los desempleados, los deprimidos y sin esperanza, los que sufren la violencia, las madres y padres que esperan con angustia el regreso de sus hijos, los que están tristes y débiles en su Fe, nuestros hermanos de Irak, Siria, Kenia, Nepal y muchos otros más que han unido su sangre a la del Señor y claman a Dios por su Misericordia.

Si recordamos a Myriam la niña que huyó de Qaraqosh, Irak, que respondía a un reportero así: “Solíamos tener una casa en la que estábamos, ahora no pero gracias a Dios Él nos provee”.

Por tanto, La Eucaristía debe prevalecer como una acción de gracias por todo lo que hemos recibido de Dios, alegrías y tristezas, y especialmente por haberse quedado con nosotros  en la Santa Hostia.

La Eucaristía es una oración suprema como lo dice el Padre Mariano de Blas, lleva dentro de sí el arrepentimiento por nuestros pecados, pidiendo perdón por ellos, las peticiones y ruegos por  nuestras necesidades y el infaltable agradecimiento.

El agradecimiento de por sí, lo damos de forma especial durante la Misa, con el corazón levantado en la Plegaria Eucarística durante el Prefacio:

  1. Levantemos el corazón.
    R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
    S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
    R. Es justo y necesario.
    S. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

En esta celebración tan especial del Corpus Christi, con mucho más razón es justo y necesario darle gracias a nuestro Dios, Padre Santo, Padre Eterno, Padre inmortal, Padre Bueno y Misericordioso.

¡¡¡Amén!!!

Escrito por colaborador de Adoremosalsantisimo.org

Galería de fotos cortesía de los Hermanos de la Parroquia .

Celebración en otras Iglesias:

Jesús Manso y Humilde de Corazón

Radio María

San Antonio de Padua

Ermitaños de la Divina Providencia y Knoxville

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