Adoración Nocturna, Xsia. C. de María [VIDEO]

altar_adoracion_nocturna_28febrero2015El Corazón de Cristo vibra en la Última Cena con unos sentimientos sublimes, imposibles de expresar ni comprender. Jesús nos abre su alma de par en par. Esta noche, ante el odio de los enemigos que han jurado su desaparición, parece como si Jesús dijera:
-Los hombres me quieren echar del mundo, ¡pues yo no me quiero ir! Los hombres me gritan: ¡Fuera!… Y yo les respondo: ¡No me voy! ¡Con los míos me quedo!…

Es entonces cuando toma el pan y agarra la copa, mientras nos dice: -Yo les doy esto; me doy yo, y no por un instante, no por esta noche nada más, sino para siempre, hasta que vuelva a ustedes al final del mundo.
Encargo que recogió San Pablo: «Por lo mismo, cada vez que coman este pan y beban este cáliz, anuncien la muerte del Señor hasta que vuelva» (1 Corintios 11,16)

Y aquí tenemos nosotros a Jesús, en forma de pan y de vino, como Víctima en el Altar, como comida en la Comunión, como compañero en el Sagrario.

Jesús no permite que nos presentemos ante Dios con las manos vacías, y se nos pone en ellas sobre el Altar como la Víctima del Calvario ya glorificada, para que podamos tributar con esta Víctima
al Padre, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria…

Jesús no quiere que en el peregrinar pasemos hambre, y, quien es en el Cielo el pan que sacia a los Ángeles, se nos da a nosotros en comida por la Comunión para henchirnos de la vida de Dios…

Jesús no tolera una separación definitiva de nosotros, y en el monumento del Jueves Santo, o expuesto muchas veces en la custodia, y siempre en el sagrario, se queda para hacer a la Iglesia de
la Tierra la misma compañía que hace a la Iglesia del Cielo: allí entre los esplendores de la gloria, aquí en las sombras y en el ámbito de la fe…, pero tan realmente en la Tierra como está en el Cielo.

Así será hasta el fin. Hasta que Jesús responda definitivamente al grito de su Iglesia: «¡Ven, Señor Jesús!» (Apocalipsis 22,20)

(Fragmento del libro Mi Hora Santa Eucarística del Padre Misionero Claretiano Pedro García )

Haz clic aquí para descargar el libro completo Mi Hora Santa Eucarística.

Consagración al Sagrado Corazón de Jesús en el ACTO VI.

Oración

Oh sagrado corazón de Jesús, vos manifestasteis a Santa Margarita María, el deseo de reinar sobre las familias cristianas.

Venimos, pués, hoy, a proclamar vuestro absoluto reinado sobre la nuestra. De hoy en adelante queremos vivir de vuestra vida, queremos, que en el seno de esta familia florezcan las virtudes a que prometisteis la paz en la tierra y queremos desterrar de nosotros el espíritu mundano. Vos habéis de reinar en nuestro entendimiento por la sencillez de la fe y en nuestros corazones por el amor a vos solo, en el cual arderán para vos, procurando mantener viva esta llama con la frecuente comunión de la divina eucaristía.

Dignaos, oh corazón divino, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas espirituales y temporales, apartar nuestros cuidados, santificar nuestras alegrías, dulcificar nuestras penas. Si alguna vez, algunos de nosotros tiene la desgracia de ofenderos, recordadle, oh Corazón de Jesús, que sois bueno y misericordioso con los pecadores arrepentidos.

Y cuando suene la hora de la separación, cuando venga la muerte a lanzar duelo en medio de nosotros, todos, así los que se vayan como los que se queden, estaremos conformes con vuestros eternos decretos.
Nos consolaremos pensando que ha de venir un día en que toda la familia, reunida en el cielo, podrá cantar eternamente vuestras glorias vuestros beneficios.

Fuente: Lectura de la vigilia de la Adoración Nocturna de la Parroquia Sagrado Corazón de María, 28 de febrero de 2015.

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